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Tabitha esperaba en la entrada del domo, con un gesto lleno de aburrimiento.
Ella es una de las pocas niñas que nacieron del segundo equipo, por lo que no solía salir a jugar con los vecinos de la comunidad. Ella es algo antisocial.
Mis padres dejaron la Tierra, porque nunca creyeron pertenecer a ése lugar. Sin embargo, Tabitha, quién nunca la ha visto, ni siquiera a través de un telescopio, siente que su corazón se aleja de la realidad marciana.

-    ¿De dónde venimos, mamá?

Fue su pregunta, mientras observaba el cielo nocturno.
Ciertamente, me quedé helada. ¿Por qué una niña de cinco años deseaba saber sobre su origen? Titubeé sin respuesta. Ella giró a mirarme, inmutable.

-   ¿Por qué hay sólo doscientos humanos en Marte? ¿Qué es un terrícola? ¿Por qué somos marcianos, si somos iguales al abuelo?

Quizás si ella no me hubiera cuestionado sus raíces, hace siete años, nunca hubiese enviado un mensaje a la Tierra, requiriendo su traslado. Tabitha merece ser feliz, en un planeta que no le sea extraño u hostil, a pesar de haber nacido y crecido aquí.
Durante la celebración de su quinto cumpleaños, ella recibió un mensaje del Gobierno terrestre. Tabitha sería trasladada a la base terrícola, en un plazo no mayor a diez años. Según me comentó el Mayor Nero, el caso de Tabitha causó controversia en cuanto se coló por la red.
Se formó un grupo en contra de nuestra comunidad de investigación marciana. Nos acusaron de forzar una sociedad seudo-terrícola. Incluso arremetieron contra las instalaciones, al saberse que a cambio de Tabitha enviarían tres Eva, para crear un balance.

Mi monitor de pulsera comenzó a parpadear. Dejé mi cesto y lo observé. Era un mensaje de emergencia desde la NEM Fobos. Varios de mis colegas salieron de sus domos y observaron a través de sus telescopios.

Tabitha ya no estaba en la entrada.
Fui a buscarla.
A medida que me adentraba en la comunidad, las personas iban saliendo y observaban con impacto el cielo. Todos en una sola dirección.
Tabitha terminó de subir la pendiente de la duna más alta del lugar. Con su respiración agitada dirigió sus ojos hacia el cielo. Me paré a su lado y revisé el mensaje con cuidado.

-     No podré regresar, ¿verdad?


¿El corazón de Tabitha lo supo antes que nadie?

- o -

Y, éste fue el cuarto capítulo.
Sé que he demorado mucho (demasiado), perdón por eso. Al menos, ahora está mejor estructurada la historia :)
Espero que lo disfruten y, si pueden, comenten.
GRACIAS.

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